Lengua de Señas Colombiana (LSC): por qué aprenderla es la base de la inclusión real

Cada 23 de septiembre, conmemoramos el Día Internacional de las Lenguas de Señas. En Colombia la Lengua de Señas Colombiana (LSC) no es un conjunto de gestos: es una lengua plena con gramática propia y un rol central en la vida cultural y educativa de miles de ciudadanos. Aprender y facilitar la LSC no es solo una medida de empatía: es una condición para garantizar derechos, mejorar la inclusión laboral y cumplir con obligaciones legales —cada vez más exigentes— como las introducidas en la Ley 2466 de 2025. Este artículo explica por qué la LSC es esencial, qué puede hacer el sector empresarial y público, y cómo Fundación Ideal acompaña ese proceso.

LSC

¿Qué es la Lengua de Señas Colombiana (LSC) y por qué es una lengua?

La Lengua de Señas Colombiana (LSC) es un idioma natural de modalidad visual-gestual. Tiene reglas gramaticales propias —orden sintáctico, morfología y recursos no manuales (expresiones faciales, uso del espacio)— que permiten expresar ideas complejas. No es una “traducción” palabra por palabra del español; es una lengua con historia y comunidad.

Reconocer a la LSC como lengua implica respetar la identidad cultural de las personas sordas y diseñar servicios públicos, educativos y laborales que partan de su uso natural como lengua materna.

El contexto internacional y el 23 de septiembre

La Organización de las Naciones Unidas y la Federación Mundial de Sordos promovieron la declaración del Día Internacional de las Lenguas de Señas (23 de septiembre). La Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad reconoce el derecho a la educación y a la información en la lengua de señas propia: la comunidad sorda debe tener acceso efectivo a servicios, justicia y salud en su idioma.

Marco legal en Colombia: LSC, derechos y obligaciones

Colombia cuenta con un marco normativo que respalda la accesibilidad comunicativa:

  • Ley 324 (1996): reconocimiento formal de la lengua de señas y obligación estatal de promoverla, interpretar y garantizar acceso a medios y educación.

  • Ley 982 (2005): fortalece servicios, pide intérpretes en escenarios clave (salud, justicia, educación) y protege la participación de personas sordas en la administración pública.

 

  • Ley 1618 (2013): obliga ajustes razonables y medidas de accesibilidad para todas las personas con discapacidad.

  • Ley 2466 (Reforma Laboral, 2025): introduce cuotas de contratación para personas con discapacidad y eleva la exigencia de ajustes razonables en las empresas. Para empleadores significa planear contratación inclusiva, adaptar puestos y documentar medidas de accesibilidad.

Este marco transforma la inclusión de una opción ética a un imperativo de cumplimiento y gestión de riesgos para organizaciones.

La realidad práctica en Colombia: avances y brechas

En los últimos años Colombia ha visto avances visibles en materia de visibilización y normatividad: intérpretes en espacios oficiales, proyectos piloto de educación bilingüe (LSC–español) y un creciente interés por profesionalizar la interpretación. Sin embargo, la implementación práctica presenta matices importantes que conviene tener presentes.

Un elemento clave —y reciente— es que el Centro de Relevo administrado por el Ministerio TIC dejó de operar hace aproximadamente un año por falta de recursos. Como resultado, las soluciones tecnológicas de videointerpretación que dependían de esa infraestructura dejaron de estar disponibles de forma generalizada. Además, muchas y muchos intérpretes profesionales prefieren no ofrecer servicios exclusivos por videoconferencia en contextos sensibles (salud, justicia, procesos laborales complejos), porque la mediación remota puede implicar pérdida de información o dificultades de acceso visual que afectan la calidad de la interpretación. Por esto, la videointerpretación no puede presentarse como la solución por defecto: es una alternativa válida en ciertos casos, pero requiere protocolos de calidad y la aceptación explícita del intérprete.

El verdadero avance en Colombia es la profesionalización de los intérpretes de lengua de señas: formación universitaria, diplomados, certificaciones y especializaciones (jurídica, médica, empresarial, internacional). Esta formación asegura que la persona sorda reciba una interpretación completa, fiel y técnicamente adecuada según el contexto.

Pese a estos avances, persisten desafíos: número insuficiente de intérpretes certificados frente a la demanda, concentración geográfica en ciudades principales y vacíos de cobertura en zonas rurales. Superar estas brechas requiere invertir en formación profesional, crear redes locales de intérpretes certificados y diseñar protocolos claros para el uso de interpretación remota cuando sea pertinente.


Buenas prácticas que funcionan (casos replicables)

  1. Contratación de intérpretes profesionales certificados (presencial): Priorizar la contratación o contratación por contrato de intérpretes con formación y certificación acreditada para eventos, entrevistas laborales y procesos sensibles. La interpretación presencial suele garantizar mayor fidelidad comunicativa en contextos técnicos o emocionales.

  2. Colegios bilingües LSC–español: Instituciones que combinan docentes oyentes formados en LSC y docentes sordos como modelos lingüísticos obtienen mejores resultados académicos y sociales para estudiantes sordos.

  3. Programas de empleo inclusivo con formación paralela: Empresas que contratan personas sordas y simultáneamente ofrecen formación en LSC básica a sus equipos reducen la dependencia continua de intérpretes para la comunicación cotidiana y mejoran el clima laboral.

  4. Formación y profesionalización de intérpretes: Iniciativas universitarias y diplomados que especializan intérpretes en áreas médicas, jurídicas, empresariales o internacionales permiten contar con profesionales capacitados para distintos escenarios específicos.

  5. Redes locales de intérpretes y alianzas con organizaciones: Crear convenios con asociaciones de sordos y centros de formación para mantener un listado actualizado de intérpretes disponibles por localidad y especialidad, facilitando la contratación oportuna.

Nota práctica: la videointerpretación puede complementar la oferta en contextos no sensibles o como recurso puntual, pero debe realizarse únicamente cuando el intérprete acepte el servicio en remoto y exista un protocolo que garantice la calidad de la mediación.

Fundación Ideal puede documentar y sistematizar estos casos para ofrecerlos como modelos de intervención empresarial y territorial.


Por qué las empresas y la sociedad oyente deben aprender LSC

Aprender LSC por parte de oyentes no es un gesto simbólico: es una herramienta práctica para la inclusión.

  • Reduce barreras de comunicación en atención al cliente y entornos laborales.

  • Genera mayor autonomía para la persona sorda (menos dependencia de terceras personas para gestiones rutinarias).

  • Mejora reputación corporativa y cumplimiento normativo —la Ley 2466 exige acciones concretas y ajustes razonables.

La capacitación básica en LSC para equipos operativos y de atención es una inversión de alto impacto: mejora la productividad, reduce riesgos legales y demuestra compromiso real con la diversidad.


Checklist práctico para empresas: primeros pasos hacia la inclusión laboral (LSC y accesibilidad comunicativa)

  1. Auditoría rápida de accesibilidad comunicativa: identificar procesos críticos (reclutamiento, atención al cliente, reuniones de seguridad, canales digitales).

  2. Contratar intérpretes profesionales certificados o establecer una red local de intérpretes para atención al público y entrevistas laborales; priorizar interpretación presencial y, cuando se use remoto, acordar protocolos de calidad y la aceptación expresa del intérprete.

  3. Formar a personal clave (recepción, RR.HH., mandos operativos) en 20–30 señas básicas y buenas prácticas de interacción.

  4. Adaptar procesos de selección (pruebas accesibles, entrevistas con intérprete, ajustes razonables desde la oferta).

  5. Implementar ajustes razonables: señales visuales de alarma, materiales escritos visuales, subtítulos en videos institucionales.

  6. Documentar acciones: mantener registros de contratación y ajustes (requisito ante fiscalización).

  7. Alianzas con organizaciones (Fundación Ideal, SENA, asociaciones de sordos) para reclutamiento, formación y acompañamiento continuo.

Este checklist puede convertirse en un servicio de Fundación Ideal: diagnóstico + plan de implementación + formación + acompañamiento post-contratación.

 

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